I Jornada Científica y Profesional de TREMÉDICA, Ciudad de México

Fecha: Sábado 15 de julio de 2006

Reseña

I Jornada Científica y Profesional de Tremédica en la ciudad de México
Antonio Hernández Rolón e Isabel Pérez Montfort

La presentación en México de la segunda edición del afamado Diccionario crítico de dudas inglés – español de medicina de Fernando Navarro fue un excelente pretexto para celebrar la Jornada Académica de Traducción Médica del 15 de julio de 2006 en la ciudad de México. El marco no pudo haber sido mejor; un grupo de “medtraderos” y “tremédicos” (así llamados porque pertenecen al foro de traductores médicos MedTrad y a la Asociación Internacional de Traductores y Redactores de Medicina y Ciencias Afines, respectivamente), y que provenían de distintos países, viajaron a México para acudir al congreso “El español, lengua de traducción” en la ciudad de Puebla (de los Ángeles o de Zaragoza). Al terminar este congreso, los traductores visitantes se dieron cita en la ciudad de México con integrantes mexicanos de MedTrad, reuniendo así a un grupo que no se conocía, al menos en persona. Así, la Jornada, organizada en las instalaciones del Instituto Superior de Intérpretes y Traductores (ISIT), proporcionó la oportunidad de que se conocieran traductores que, durante años, sólo habían mantenido una relación electrónico-epistolar: finalmente, le pusimos caras a nombres ya conocidos.
Ester Jansenson abrió la Jornada Académica exponiendo la situación de la enseñanza de la traducción en México. Como directora del ISIT, hizo énfasis en la limitada oferta educativa que existe en el país para traductores profesionales, particularmente en temas médico-biológicos, y en las dificultades que deben enfrentar las instituciones educativas especializadas en la traducción al tratar con la Secretaría de Educación Pública de este país. El ingeniero Alejandro Bravo continuó con la ponencia titulada “El médico traductor o el traductor médico”, cuyo final no fue muy afortunado. La calidad de la exposición no fue el inconveniente ya que, como experimentado editor de temas científicos, ofreció información interesante sobre la relación entre las editoriales y los traductores. Sin embargo, el ingeniero Bravo tuvo que enfrentar los cuestionamientos de esta audiencia compuesta casi enteramente por traductores, cuyos intereses frecuentemente chocan con los intereses de las editoriales, ya que éstas no reconocen el mérito ni los años de experiencia de los traductores, y, tradicionalmente, han ofrecido una retribución económica que no corresponde al servicio especializado que estos aportan.

La primera parte de la Jornada finalizó con la ponencia “El traductor especializado en un mundo globalizado” de Roberto Palacio, un viaje por su experiencia como traductor de temas médicos y técnicos con ejemplos de errores comunes, y no tan comunes, pero sorprendentes en la traducción.

Los asistentes a la Jornada tomaron un receso para comer en un restaurante argentino que se encuentra cerca del ISIT. Después de saborear diversos cortes de carne, empanadas, ensalada, postres y café, regresó el contingente con renovada energía al auditorio del ISIT.

La Jornada continuó con la mesa redonda “La traducción médica a través del tiempo” a cargo de los médicos y traductores Rafael Blengio, Gustavo Silva y Emilia Picazo. El Dr. Blengio hizo una reseña de los inicios de la traducción médica en México y de las personas que motivaron el impulso de este arte, haciendo especial mención y un merecido homenaje al Dr. Alberto Folch Pi. Gustavo Silva engarzó estos inicios con la historia de la consolidación de la traducción médica en México en la Editorial Interamericana. Finalmente, Emilia Picazo, representando ya a una ‘tercera generación’, dejó ver la importancia en el mundo de habla hispana con respecto a la escuela de traducción formada por la gente de la Editorial Interamericana. Fue una verdadera delicia escuchar a estos tres “medtraderos” contando esta historia de la traducción médica en México y destacando la herencia que tenemos los traductores mexicanos. La mesa redonda se integró tan bien, que parecían haber tenido tiempo para ensayar sus ponencias; la sorpresa fue que las habían armado con el tiempo apenas justo para exponerlas en la Jornada.

La cereza que coronó el pastel fue la ponencia “El concepto de fidelidad en la traducción médica”, una exposición académica, anecdótica y por demás divertida del médico y traductor Fernando Navarro, llena de finos consejos para los traductores médicos, como el ejemplo de “the hand has four fingers” (que nunca se debe traducir como “la mano tiene cuatro dedos”). Parte del éxito de la ponencia fue la capacidad del Dr. Navarro de hacerla interactiva: el público participó con gusto respondiendo a sus preguntas y la experiencia fue por esto mucho más enriquecedora.

Finalmente, se procedió a la ‘presentación oficial’ del Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina, entrecomillado, pues para ese momento, ya todos los presentes conocían o poseían el libro. No se puede decir que esta segunda edición llene un vacío pues esto ya lo había hecho la primera edición. Sin embargo, la segunda edición contiene mejoras incuestionables, por ejemplo, donde antes sólo había una remisión, ahora se incluye la traducción del término. El libro reúne más del doble de entradas y es evidente la investigación y experiencia que hay detrás de cada término. El Diccionario ofrece múltiples posibilidades de traducción para términos que generalmente se dejan en inglés, advierte contra calcos innecesarios, recoge diversos significados de palabras polisémicas, se adentra en cuestiones ortográficas y está actualizado en cuanto a la nomenclatura oficial de microorganismos, entre otras muchas ventajas. También incluye cuadros, tablas y figuras muy interesantes y útiles, entre los que destacan el cuadro de frutas, verduras y hortalizas con los nombres en España y América, y un cuadro exhaustivo de iniciales y siglas utilizadas en oncología. Al finalizar las presentaciones, el auditorio se había llenado a su cupo máximo. Los asistentes eran en su mayoría traductores médicos; desafortunadamente, había pocos estudiantes. Muchos de los asistentes aprovecharon esta oportunidad para conseguir que Fernando Navarro les autografiara el voluminoso libro, cosa que Fernando hizo generosamente.

Quisiéramos expresar nuestro agradecimiento a Emilia Picazo, Laura Munoa, Julia Andreotti, Cristina Márquez, María Luisa Clark, Verónica Saladrigas, Ester Jansenson, Maricarmen Navarrete, Fernando Navarro, Gustavo Silva, Rafael Blengio, Guillermo Padrón y Marco A. Contreras, medtraderos expositores y asistentes; a Roberto Palacio, y al ingeniero Alejandro Bravo por sus contribuciones, y a Ester Jansenson por sus palabras y por haber aceptado el reto de respaldar esta primera Jornada Académica de Traductores Médicos quien nos proporcionó a todos esta fructífera y agradable oportunidad.